Un grupo de representativos académicos de diversos países del mundo compartieron sus reflexiones en el Congreso Internacional El Futuro de las Universidades, organizado por la Universidad Cooperativa de Colombia. Una de las principales conclusiones es que no es fácil concebir un modelo educativo diferente, pese a que se utilicen metodologías de planeación novedosas y se apoye en tecnologías de punta.
Sin embargo, la situación planetaria actual demanda a las instituciones educativas innovación disruptiva para afrontar los grandes desafíos sociales, culturales, económicos y ambientales.
A pesar de que ha surgido muchos modelos alternativos e innovadores en el mundo, la mayoría de las entidades enfrentan tensiones que les impiden salir del remolino de la inercia.
Por ejemplo: la tensión entre lo global y lo local; la tensión entre conservar la tradición o crear para el futuro. Se requieren modelos más flexibles y pertienentes, que respondan con mayor facilitad a las demandas y problemas de la sociedad, la cultura, la naturaleza y la economía, pero se estrellan con resistencias de directivos, docentes y estudiantes. Es necesario que, además de conservar el saber acumulado, se dispongan estrategias y recursos para fomentar la creatividad, construir sociedades tolerantes, mantener la función cultural y despertar las potencialidaes del ser humano en sus múltiples dimensiones.
También la tensión entre la enseñanza y el aprendizaje, que requiere una investigación seria que deje de lado slogans que se repiten de manera acrítica en la mayoría de los proyectos educativos.
Las Herramientas de la prospectiva, la interdisciplinariedad, el pensamiento complejo, la tecnología y la inconmensurable creatividad humana se deben combinar para imaginar quiénes serán los “clientes” de las universidades del futuro y qué les demandará el mundo del trabajo y el mundo de la vida en las próximas décadas.